Aunque
realicemos numerosas copias de seguridad y tomemos todos los recaudos posibles
a la hora de almacenar información que consideramos importante, los accidentes
e imprevistos ocurren, a veces a menudo. Los discos rígidos se pueden
romper si se nos cae el ordenador, pueden presentar errores, llegar al fin de
su vida útil o podemos simplemente haber borrado un archivo que no
debíamos.
Para
todos estos casos existen muchas maneras de recuperar archivos del disco rígido.
En
primer lugar, es fundamental conocer ante qué tipo de error o problema nos
estamos enfrentando. El disco duro puede estar averiado físicamente o en
su software. Resulta necesario remarcar que si logramos recuperar la
información que necesitamos, no es nada recomendable volver a utilizar el disco
para continuar almacenando información.
Si
en nuestro diagnostico previo llegamos a la conclusión de que se trata de un
error físico, primero tendremos que quitarlo del ordenador para manipularlo con
mayor comodidad, manteniéndolo conectado en todo momento. En este momento
deberemos analizar qué sucede con nuestro disco, y para esto es importante
escuchar los sonidos que emite con mucha atención.
Al
encenderlo pueden darse dos situaciones básicamente: que el disco comience a
emitir ruidos no habituales o que no haga sonido alguno y no gire, en este
segundo caso tendremos que chequear que no haya problemas de alimentación de
energía eléctrica. Si por el contrario, el disco emite ruidos extraños
(que no escuchamos anteriormente), hay muchas chances de que sea un problema
mecánico, ya que por lo general luego de un golpe suele desacomodarse el
cabezal de lectura. Siempre que sospechemos que el problema puede ser
físico, es importante no olvidar clonar el disco, a fin de salvar aunque sea la
información contenida hasta ese momento.
A
continuación podremos ver en un vídeo cómo se rescata información de un disco
rígido dañado:
Si
al remover el disco, este funciona emitiendo su sonido ideal y parecen no haber
problemas de alimentación eléctrica, el problema es interno, en su
software. Existen múltiples causas de errores lógicos, entre los más
comunes está formatear el disco sin realizar copias de seguridad, virus que se
instalan en nuestro ordenador o borrar archivos que no debemos.
Otra
de las situaciones que se nos pueden presentar es que haya ciertos espacios
defectuosos en el disco a los cuales no podremos acceder. En este caso,
podremos utilizar la función de diagnóstico que nos provee Windows, a fin de
determinar qué sectores sufrieron un daño.
Las
situaciones antes descriptas son las más difíciles de resolver y en muchos
casos pueden llegar a requerir la asistencia de un profesional, con la
finalidad de no seguir borrando elementos clave o manipular piezas
fundamentales del disco.
El
panorama será mucho más alentador si lo que necesitamos es recuperar un archivo
que borramos por error. En este caso, el elemento clave es el tiempo que
transcurra entre la eliminación del archivo y nuestro intento de recobrarlo,
por lo tanto cuanto antes lo busquemos más fácil nos será. Es clave en
estas situaciones utilizar un software de recuperación de datos, hay una gran
variedad para adquirir, cada uno con sus características particulares.
Existen
ciertos mitos y leyendas urbanas alrededor de la recuperación de información de
discos rígidos. Nos ocuparemos de desterrar principalmente los más
conocidos, y peligrosos. El consejo que más suele circular por las redes
en relación a este tema es sin duda guardar el disco duro en el
congelador.
Antiguamente
se congelaban los discos, con el objetivo de que las bobinas de los cabezales
volvieran a su lugar, ya que al trabajar con temperaturas elevadas, estas
tienden a abrirse y no se posicionan correctamente en el plato.
El
método antes descripto es únicamente válido para discos muy antiguos, siendo de
todos modos bastante peligroso. Si igualmente queremos intentarlo,
deberemos tener en cuenta las siguientes sugerencias, a fin de aumentar
nuestras probabilidades de éxito. En primer lugar deberemos envolver el
disco en un film transparente y sellarlo lo mejor posible para luego guardarlo
en una bolsa de plástico y por último en un tupper. Procederemos a
introducirlo al congelador y esperaremos entre 2 y 4 horas. Luego
quitarlo de su protección y permitir que vuelva a temperatura ambiente para
poder sí trabajar sobre posibles desperfectos en los cabezales.
Otra
de las leyendas urbanas tiene que ver con la capacidad de reparación que
proporcionan los golpes. En numerosas ocasiones, los cabezales quedan
bloqueados en medio del plato, impidiendo y frenando el giro del motor y el
arranque normal del disco. Lo que debemos hacer en estos casos es tomar
un destornillador pequeño y liviano y proporcionar un suave golpe en el momento
exacto que el motor intenta arrancar. Parece sencillo al describirlo,
pero es fundamental que lo hagamos teniendo en cuenta que el golpe debe hacerse
en el lateral derecho del disco y sin insistir, si con uno o dos golpes no
notamos diferencia, debemos detenernos.
Luego
de leer con atención estas recomendaciones y sobre todo los mitos y leyendas
que circulan, quedará a nuestro criterio si decidimos tratar de solucionar el
problema nosotros mismos o recurrimos a una empresa especializada y le
confiamos nuestro disco. Si tomamos la decisión de intentarlo con
nuestras manos, es clave informarse, leer e investigar antes de intentar
manipular el disco que contiene la información valiosa que deseamos
recuperar.
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